Miriam Durango

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Para este régimen (Sistema), la cuestión no consiste en organizar una sociedad y en este sentido, en establecer formas de poder sino en poner en práctica una idea fija, podría decirse maníaca, la obsesión por abrir la vía al juego del beneficio sin trabas, un beneficio cada vez más abstracto, más virtual. Así que la aventura final de la meta planetaria es ese gusto por acumular, esa neurosis del lucro, ese señuelo del beneficio, de la ganancia en estado puro, dispuesta a cualquier estrago, que acapara el conjunto del territorio o más bien la totalidad del espacio sin limitarse a sus entornos geográficos. El mundo real me parece engullido, tragado en ese globo virtual que viene dado por la realidad, y tenemos la impresión de vernos también a nosotros capturados en el hueco de ese globo, en una trampa sin salida. No es la globalización, término vago, la que pesa como una losa inamovible sobra la política, paralizándola; es una política muy concreta, el ultraliberalismo, el que...al servicio de una ideología, sojuzga la globalización y esclaviza la economía. Así que lo importante, es obtener para la economía privada megabeneficios cada vez más rápidos y descomunales, y a costa de todos.
La fuerza del régimen actual de magnitud mundial, estriba en que se ejerce de manera anónima, imperceptible y por ende intocable, y tanto más coercitiva. Para liberarnos de él es urgente hacerlo desaparecer.
No asistimos al dominio de la economía sobre la política, sino por el contrario, a la relegación del propio concepto de economía, al que una determinada política procura reemplazar con los dictados de una ideología, el ultraliberalismo. Una vez más, el ultraliberalismo ha pretendido hacer economía y sólo ha hecho negocios, ha pretendido hacer negocios y sólo ha hecho especulación. De hecho una lógica realista y moderna desearía que se suprimiera ese culto al empleo, y que desapareciese con él el concepto anacrónico del paro que hace las veces de flagelo a escala mundial. Pero...desaparecido este concepto, vaya frustración para el régimen ultraliberal! Qué privación de medios de coerción, de posibilidades de chantaje, de vías de explotación y de procedimientos de sumisión. Hoy, su misión programada, con el empleo sacralizado que se agota y con exigencias de flexibilidad, y en primer lugar la de un espinazo flexible, el riesgo de perder o de no encontrar un salario, o de no volver a encontrarlo y de sufrir entonces no sólo la penuria sino también el rechazo, apenas son factores de subversión, no más que esa sensación de impotencia frente a la mundialización que supuestamente expresa una voluntad divina ante la cual, confundido, tendría usted que dar las gracias a diestro y siniestro, no para de dar las gracias, a todo lo que no le abate en seguida, o no del todo.


Text from the video with kind permission of Miriam Durango


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